viernes, 12 de febrero de 2010

Tiempo de carnaval


Ya está casi todo listo para dar inicio a la fiesta más grande del mundo: el carnaval de Río de Janeiro. Este año, en medio de una ola de calor y con polémica incluida; la posibilidad de que una niña de siete años pueda convertirse en la reina del carnaval. Premio otorgado siempre a una dama despampanante, ataviada de extra mini bikini bordado de lentejuelas. Considerando el carácter sexual y sensual que tiene los bailes y presentaciones durante el carnaval, parece inapropiada la participación de una menor. Esto lo decidirán las propias autoridades pertinentes de Brasil.


Cuesta pensar que una fiesta que se adueña de las calles por cuatro días, donde el desenfreno y el descontrol -el gobierno repartirá gratuitamente 55 millones de condones- hacen lo suyo, tenga un origen religioso. Pues así es, se realiza 40 días antes de la pascua de resurrección y da inicio al tiempo de cuaresma, en teoría tiempo de recogimiento y ayuno en países de tradición católica. Termina el miércoles de ceniza, donde se elige a la escuela ganadora.

Con los años se ha transformado en lo que es: una gran fiesta en donde la espectacularidad, creatividad, ingenio, originalidad, imaginación hacen gala en las presentaciones de las escuelas de samba. Algunas cuentan con casi 4000 integrantes y se han preparado, por meses, metódicamente en sus bailes, coreografías, vestimentas, carros alegóricos, con el objeto de hacer la mejor presentación en el sambódromo y salir campeones, todo por supuesto al ritmo de la samba.

Intentando traer la idea por estos lados, habría que construir el equivalente al sambódromo: un cuecódromo, algo así como una media luna, pero más elegante, menos hedionda y con mayor capacidad de público. Desfilarían conjuntos folclóricos de huasos y chinas, cantando y bailando cuecas por suspuesto. Todos ataviados con sus mejores galas.


Creo que no es mala la idea, solo nos quedaría la titánica tarea de internacionalizarlo no más.

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